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La nueva autosuficiencia

Cuando la gente utiliza el término "autosuficiencia" entendemos que está hablando de ser capaz de mantenerse a sí mismo sin ninguna ayuda externa. Nos hace pensar en las necesidades básicas de la vida, y en cómo satisfacerlas uno mismo. Es decir, en ser capaces de producir nuestra propia comida, nuestro propio refugio, nuestra propia energía. En términos prácticos, eso significa que debemos ser dueños de nuestra propia casa y de nuestra propia tierra, y que debemos tener las habilidades y los conocimientos necesarios para cultivar y cuidar de los animales, ya sean pollos, cabras, conejos y otros. Esto hace que parezca más fácil ser autosuficiente cuando se es vegetariano, pero no saquemos conclusiones prematuramente.


Por supuesto, no debemos perder de vista que también incluye saber un conjunto de habilidades diferentes que también necesitamos para potenciar nuestro afán de autosuficiencia: construcción, mantener y cambiar la fontanería, la electricidad, etc. Para suministrar energía a la propiedad pensamos en lo que se considera fuentes de energía "naturales", como la energía eólica y la energía solar. Supongo que no habrá mucha gente capaz de construir por sí misma esos dispositivos de generación eléctrica, pero dentro de la idea de ‘ser autosuficientes’, damos por sentado que podemos comprar esos materiales y pagar por quien sí tiene dichas habilidades. Esto incluye la gran cantidad de baterías que necesitaremos para almacenar la electricidad que pretendemos producir. Y de nuevo tenemos que comprarlas... a la industria. Esta acción no sólo apoya a la propia industria de la que queremos distanciarnos, sino que también implica el uso de baterías que constituyen un gran problema de contaminación en el mundo en el que vivimos, tanto en términos de fabricación como de residuos al final de su vida útil. Estaremos contribuyendo al problema que la industria está causando a la humanidad al auto-abastecernos de sus conocimientos de producción y mantenimiento.


Lo que no mucha gente tiene en cuenta es el hecho de que ser autosuficiente también tiene que incluir la salud. Ser capaz de cuidarse a sí mismo en términos de salud, enfermedades y traumas es esencial en nuestro esfuerzo por mantenernos sin ninguna ayuda externa. Cuando se depende de las pruebas de laboratorio y de las investigaciones, así como de otras intervenciones tecnológicas para la obtención de imágenes, con el fin de saber qué hay que hacer para recuperar la salud, se está recurriendo definitivamente a la ayuda externa. Así que ya no puedes considerarte autosuficiente en lo que respecta a tu salud. A menos que nunca tengas la necesidad de pedir la opinión de un médico, una enfermera, o de cualquier otro "profesional de la salud" para mejorar tu salud, eres dependiente de la salud, no autosuficiente.


Soy consciente de que en una fase de transición de la dependencia a la autosuficiencia será imposible tomar las riendas de todo desde el principio, pero ser conscientes de todo el trabajo que nos queda por delante, y de hasta dónde llega la "independencia" nos impide ser complacientes. En otras palabras, podemos llamar a muchas cosas independientes o autosuficientes, pero tarde o temprano  la realidad de la vida nos enfrentará a nuestra dependencia de la ayuda exterior. Y es entonces cuando la definición nos muestra que no somos totalmente autosuficientes. Sería mucho más preciso decir en qué ámbitos de la vida somos autosuficientes, en lugar de utilizar el término en un sentido más amplio, más general.


Por lo tanto, a menos que ‒en lo que respecta a los alimentos‒ sólo comas lo que produce tu propia tierra, no eres autosuficiente alimentariamente. Aunque sólo signifique que has de comprar las semillas de lo que cultivas, sigues siendo "dependiente". De igual manera, sólo eres autosuficiente ‒en términos de poder mantenerte caliente y de poder cocinar‒ si tienes tu propio pozo de petróleo en tu tierra o dispones de suficientes árboles que te proporcionen la madera que necesitas durante todo el año. La madera es la forma más tradicional de fuente de calor sostenible que ha conocido la humanidad.

 
Todo esto puede llegar a ser muy agobiante para la mayoría de nosotros. Para un ser humano, cuidar de sí mismo para satisfacer las necesidades básicas de la vida parece una tarea casi imposible y, sin embargo, en la naturaleza, los animales y las plantas son capaces de hacerlo sin grandes problemas. Encuentran comida, agua, refugio, protección, pareja, salud, en definitiva todo lo que necesitan. ¿Por qué nosotros no podemos? ¿Qué es tan diferente?


Una de las cosas que es sorprendentemente diferente es el hecho de que en la naturaleza la tierra no es propiedad de ningún animal o planta. Es compartida. Y este tema de compartir es fundamental para toda la vida natural, y esencial para la idea de autosuficiencia. Los alimentos que produce la naturaleza, ya sean plantas, frutos o presas abatidas, son compartidos por un gran número de organismos. La naturaleza no es partidaria de la propiedad ni del despilfarro. Éstas son dos de las principales diferencias entre el mundo natural y la sociedad humana. En la naturaleza, los residuos son alimento para otros seres vivos, y todo se reutiliza de esa manera. La sociedad humana lo llama ‘reciclaje’, pero la naturaleza simplemente utiliza lo que está ahí. No se deja nada. Todo se utiliza en todo momento.

 
La sociedad humana, sin embargo, está construida sobre la posesión y la propiedad, incluso los residuos son propiedad de las empresas. Se producen residuos que, por sí mismos, no tienen ningún otro uso natural. Por lo tanto, empiezan a acumularse. Esta acumulación de residuos es lo que crea enfermedades, tanto en la vida humana como en la naturaleza. La naturaleza, como poder supremo, acabará respondiendo con una fuerza masiva para limpiar los residuos acumulados, creando así lo que los humanos llaman "un desastre natural". En realidad, no se trata de un desastre natural, sino de un rescate natural. Puede resultar en una tragedia y un desastre humano, pero no es 'un desastre natural'. No existe una catástrofe natural, ya que todo lo que ocurre en la naturaleza es el resultado de la interacción de varias fuerzas -es decir, tiene una razón de ser-, y tiene el objetivo concreto de resolver un problema creciente, es decir, tiene un propósito.


Cuando la tierra y los recursos son propiedad de ciertas personas, significa que a otras personas se les niega el acceso a ellos. ‘No puedes tener lo que crece en mi tierra porque reclamo la propiedad del suelo y de todo lo que de él sale. Como resultado directo de esto, ya no tienes acceso a los alimentos y te vuelves dependiente de hacer tratos con los propietarios de la tierra como yo. Eres dependiente en lo que respecta a los alimentos’.


  • Si no posees ninguna tierra no eres dueño de ningún trozo de naturaleza que produzca alimentos.

  • Si no eres dueño de tu propia fuente de agua, eres dependiente. 

  • Si no eres dueño de tu propia leña para avivar tu fuego, eres dependiente. 

  • Si no eres dueño de lo que sea que necesites en la vida, eres dependiente.


Estás atrapado en el sistema de chantaje de nuestra sociedad. Si no le das al propietario lo que quiere, no obtienes lo que necesitas. Y no estás en condiciones de negociar, ya que el propietario tiene cubiertas sus propias necesidades de supervivencia, mientras que tú, para sobrevivir, dependes de lo que él esté dispuesto a darte. Cumple o muere. Pero agradece, porque tienes una opción.


Debería alarmar a todo ser humano vivo el hecho de que ningún país del planeta sea autosuficiente en ninguno de los requisitos esenciales para la vida. Ningún país es capaz de proporcionar alimentos y agua a toda su población. El suministro de energía, las instalaciones sanitarias y las necesidades de refugio y seguridad no están en manos de los gobiernos a los que la gente vota. Los gobiernos -nosotros, el pueblo- ya no son "dueños" de sus países. ¿Quién lo es entonces? Son los grandes conglomerados financieros los que poseen todas las necesidades esenciales de supervivencia. Los individuos, así como todos los grupos de individuos y los países, dependen completamente para su supervivencia de las instituciones financieras globales. Es el propietario quien controla las vidas de todos los que dependen de lo que posee.


Y aquí está el gran problema de nuestro afán por ser autosuficientes. ¿Qué pasa si el propietario de los alimentos que necesitas, el propietario del agua, el propietario del petróleo, del gas y de la madera, el propietario de la fábrica de baterías y de la fábrica de paneles solares, el propietario del banco que te presta el dinero para convertirte en propietario de tu propia tierra, son uno y el mismo?

 
Esto tiene enormes consecuencias para ti como individuo. Puedes trabajar muy duro para ser libre en un aspecto de tu vida, pero sigues siendo dependiente, en este caso del mismo propietario. Es el mismo dueño que te exige lo que sea que quiera para que te den lo que has pedido. Si no satisfaces su deseo, serás desechado, y como sólo hay un propietario, no puedes abrirte paso en el laberinto. No puedes negociar un tipo de trato aquí y otro en otro lugar. Los tratos serán los mismos en todas partes. El contrato que te vincula al dueño de todo contiene la misma letra pequeña, no importa en qué lugar de la tierra celebres el contrato y no importa el lenguaje que se utilice para atarte.


La propiedad de la naturaleza es la fuente fundamental de problemas en la sociedad humana. Conlleva conflictos, pobreza y escasez, y ‘desiertos’ académicos y científicos. Como resultado directo de la propiedad de todos los recursos naturales, las personas se vuelven dependientes de las normas y del poder de algunos individuos. Esta dependencia para obtener los requisitos esenciales para su supervivencia por parte del individuo lo esclaviza en un sistema del que no puede escapar. Sin lo esencial en la vida está seguro de morir. Por lo tanto, no puede sobrevivir fuera del sistema de propiedad total. Es como un niño pequeño que depende totalmente para su supervivencia de lo que le traen sus padres. La única diferencia, y es enorme, es el hecho de que los padres quieren favorecer la vida de sus hijos -¡asumámoslo!- mientras que el sistema de propiedad sólo quiere enriquecerse a sí mismo. En efecto, no es un sistema de ‘crianza’. Es tu chulo. Es el dueño de tu vida, y utiliza ese poder en su propio beneficio y enriquecimiento.


Una vez dentro, no hay forma de salir. No hay autosuficiencia real, no hay independencia real. Y nacemos dentro de ese sistema, tal y como ocurre en el mundo de los esclavos. Sin darse cuenta, tus padres te han "entregado" al sistema. Te han inscrito en el sistema. Perteneces al sistema, no a tus padres. Y el sistema planifica tu vida.

 
En fin, eso es todo. Inclina la cabeza y deja que las

lágrimas corran por tu cara. Tu destino ha sido sellado, será mejor que lo aceptes. 


¿Cómo se ha llegado a esto? 
Se ha construido a lo largo de muchos siglos, desde pequeños grupos de poder hasta grupos más grandes y globales. 


Pero si se ha construido, ¿no puede entonces de-construirse? 
Para que esto ocurra, debe existir la voluntad de derribar lo que se ha construido, y esa voluntad debe estar presente entre las personas que han construido esta estructura, ya que lo controlan todo. 

¿Estás dispuesto a esperar a que esto ocurra? 
Hay otro aspecto de la definición de autosuficiencia que no mucha gente conoce. Dice: "tener una confianza extrema en la propia capacidad y valor". Esto no guarda relación con el aspecto práctico de la vida. No dice lo que hay que adquirir para sobrevivir. Simplemente dice que hay que tener confianza en la propia capacidad. ¿Capacidad en qué?


¿Os habéis dado cuenta de que hoy en día muy pocas personas creen realmente en sí mismas?

La mayoría vive con la esperanza de que el mundo les brinde oportunidades que puedan aprovechar. Las personas que reconocen y desarrollan sus propias habilidades y talentos innatos parecen ser una especie en extinción. Pocas personas tienen la convicción interior de que "lo conseguirán", sean cuales sean las circunstancias. La mayoría quiere creer que la cosa no se pondrá tan mal, y que el gobierno los rescatará. Esto también forma parte de la dependencia: rogar a tu amo que te haga la vida mejor. 
Dejar de confiar en tu propia capacidad es el resultado directo de los muchos años que llevan diciéndote que ‘te cuidarán’. No sólo no necesitas hacer nada para sobrevivir, sino que ni siquiera tienes las habilidades y el poder necesarios para hacerlo. Eso es lo que hemos llegado a creer como resultado de los muchos años de mensajes de nuestro dueño, debilitando la fuerza de nuestra creencia en nuestra propia capacidad. 

¿Cuáles son esas capacidades propias y cómo puedo conocerlas? 
Nos hemos olvidado de la naturaleza. Poco a poco, durante mucho tiempo, se nos ha ido guiando lejos de la naturaleza. Esto ha provocado que ya no estemos conectados conscientemente con nuestra propia naturaleza, con nuestro verdadero ser. Por lo tanto, no tenemos ni idea de cuál es la capacidad de ese verdadero yo. 


Por eso, si queremos encontrar una forma de salir de la dependencia, y necesitamos tener confianza en nuestra propia capacidad, ‒aunque no sepamos cuál es esa capacidad‒, sólo nos queda una opción. Si uno no sabe algo, tiene la opción de creer en ello. Así es también como funciona la ciencia: hay unas pocas cosas que la ciencia sabe con seguridad, y todo lo restante creen que es cierto. Y los científicos están dispuestos a dejar de lado cualquier creencia específica cuando la naturaleza les muestra otra cosa. Así es como puede funcionar también para vosotros.


Empieza con una confianza inquebrantable en la naturaleza en su conjunto, pero sobre todo en tu propia naturaleza personal.

 
Confiar en tu propia naturaleza significa, en primer lugar, dejar de tenerle miedo a la vida. Y sí, es limitada y algún día morirás. Pero ¿es realmente necesario tener miedo al final de tu vida y pretender que puedes evitarlo o retrasarlo?

 
Confía en la naturaleza para que te guíe a través de tu vida, y para que la termine cuando sea oportuno. Confía en tu propia naturaleza interior para mantenerte vivo de la mejor manera posible, dadas las circunstancias en las que te encuentras.

Confía en tus instintos, una vez que puedas volver a tener contacto con ellos.

 
Recuerda que has estado muy alejado de esa voz interior, de tus instintos naturales. No se trata de tus sentimientos. Los sentimientos son los precursores de los pensamientos, y ambos forman parte de los patrones de reacción aprendidos que el mundo ha impuesto en nosotros, los niños.

 
Un instinto es una sensación [intuición], no un sentimiento [emoción]. Un sentimiento puede relacionarse con pensamientos y razones para lo que se siente. Por tanto, incluso detrás de los sentimientos se pueden encontrar razones. Se puede dar "sentido" a los sentimientos. También utilizamos la expresión "entiendo lo que sientes".

 
Una sensación no tiene sentido. No se puede explicar, por mucho que se piense en ello. La razón es que una sensación no es lógica. Procede de un mundo diferente. Tenemos que aprender a hacer de nuevo esa distinción entre sentimientos y sensaciones. Permítete cometer errores. Aprende observando los resultados de seguir los sentimientos y las sensaciones. Seguir una sensación, seguir tu instinto, conduce a manifestaciones increíbles en tu vida. Las cosas encajan, incluso cuando pensabas que no era posible.

 
El problema radica en confiar en estos instintos ya que se te ha enseñado a no hacerlo nunca. Has aprendido a "ser lógico" con la vida. La naturaleza no es lógica. Tu vida natural tampoco es lógica. Nace de una relación simbiótica con el resto de la naturaleza. Tú eres, en tu vida natural, una parte de todo el sistema natural, en el que sí tienes un lugar y un papel que desempeñar. No necesitas ser dueño de tu parte. Tienes que compartirla. Tienes que satisfacer tus necesidades y confiar en que esas necesidades se cubrirán, siempre que las busques y desempeñes tu papel en el mundo natural. Da y recibirás. Demuestra a la naturaleza que eres parte integrante de ella y te dará lo que tu ser natural interior realmente necesita para alcanzar su potencial. Si no sabes que esta afirmación es cierta, empieza por creerla. Confía en ella. Evita razonar la vida. Deja de perseguir lo que parece lógico en la vida. Observa lo que la vida te pone delante y aprende a lidiar con ello.


Tus habilidades están enterradas en lo más profundo de tu superficie. Al no seguir las ‘señales de tráfico’ impuestas por la sociedad (la lógica, las estadísticas, las evaluaciones de riesgo) empezarás paulatinamente a sumergirte en tu propio ser. Tendrás que confiar en tus propias capacidades, y descubrirás de qué eres capaz.

 
Para dar tus primeros pasos en este camino tendrás que confiar. Tendrás que confiar en que es posible crear una vida independiente, una vida "libre". De hecho, lo que estarás haciendo es cambiar la dependencia de la sociedad humana por una dependencia de la naturaleza. No puedes escapar de la naturaleza, ya que eres parte integrante de ella y tienes un papel simbiótico que desempeñar dentro de ella. Puedes escapar de la dependencia creada por unos pocos seres humanos mediante la propiedad de tus elementos naturales esenciales.


Entra en el mundo de la creencia en la naturaleza y en ti mismo. Cree que puedes hacerlo, aunque no sepas cómo. No hay ni una hoja de ruta externa ni una varita mágica exterior. Pero aunque no veas la red de seguridad tienes que confiar en que existe, y en que te está cuidando.


Deja de ver tu vida como el último tesoro que hay que proteger y mantener a salvo. Contempla tu vida como un viaje, como una experiencia, como algo que está en movimiento. Es mejor cuando la vida está en movimiento. La decadencia se manifiesta cuando se está "conservando". Cuando la vida llegue a su fin  seguramente habrás alcanzado tu meta. No puede haber una "esperanza de vida" porque nosotros, los humanos, no entendemos la vida. Así que todo lo que "esperamos" de ella no tiene sentido, es una ilusión.

 
Tu ser interior sabe para qué se supone que está aquí. Fue creado con un propósito y tiene una meta que alcanzar. Confía en que lo hará. Cree en tus propias capacidades para conseguirlo. Es creyendo y teniendo plena confianza en tus propias capacidades que serás autosuficiente, sea lo que sea que eso signifique en términos prácticos.


Autosuficiencia es liberarse de la idea de tener que preservar la propia vida.


Autosuficiencia es creer en tus propias capacidades para alcanzar el objetivo de tu vida personal.


La autosuficiencia es una sensación de independencia personal.

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